En la gran mayoría de los casos las secuelas en las víctimas son permanentes e irreversibles a pesar de tratamientos. El daño moral es irreparable, ya sea en el momento del abuso y luego de éste. En el primer caso, sensación de irrealidad o desrealización. Shock. Llanto incontrolado. Aturdimiento. Temblores. Risa histérica. Espasmos. 
Pérdida de control y de esfínteres. Luego depresión, ideas suicidas. Sentimientos de culpa. Incredulidad ante el hecho y a la situación personal, social y religiosa del abusador. Con el tiempo, en el área sexual, pierde la noción de normalidad sexual. Visión distorsionada de la sexualidad. Algunas mujeres u hombres se vuelven sexualmente promiscuos/as. Otras personas por el contrario no desean tener relaciones sexuales. Desarrollan una sexualidad con violencia, con prácticas de todo tipo. Otras experimentan fallas orgásmicas, vaginismo, dispare unía (dolor). Las dudas sobre su heterosexualidad u homosexualidad son permanentes en los hombres. En el área emocional y afectiva: “No puede amar”.
Distorsión afectiva por violación por personas conocidas y finalmente en el área de la personalidad: despersonalización, inseguridad, timidez, disminución de la autoestima.
Una comisaría que no da abasto con la demanda
En la Comisaría de la Mujer, el Menor y Asuntos Juveniles se diligencian todos los casos de abuso y violación de niños en esta capital. Aquí, el promedio de estos delitos es de una denuncia por día. Mas del 60% se producen en los barrios de bajos recursos.
De acuerdo a la experiencia policial, una de las causas más frecuentes por la cual se produce el delito es debido al hacinamiento de las personas en una misma vivienda.
Revelaron que existen casos que se produjeron hace más de cinco años y recién hoy la víctima se anima a contarlo y denunciarlo.
“Antes había mucho temor de confesar una violación, por el hecho de que no querían que la sociedad se enterara del delito al que alguno fue sometido. En esa instancia, la implementación del servicio telefónico 102 ha sido de gran utilidad.”, señaló una fuente policial.
También manifestó que gran parte de los casos de abusos sexuales comienzan con la violencia familiar. Ocurrieron hechos en donde menores fueron víctimas del maltrato y con el paso del tiempo fueron abusadas.
En la actualidad, la Comisaría de la Mujer, el Menor y Asuntos Juveniles no cuenta ni con psicólogos y asistentes sociales. Sólo tiene una asesora jurídica. Esto provoca que la Policía deba realizar esa función frecuentemente. Lo ideal es que haya profesionales las 24 horas para atender la demanda.
Fuente: La Republica. 15/06/2006
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